La Escuela Nacional de Antropología e Historia es una escuela que ha hecho aportes históricos no solamente a la antropología como disciplina sino también a las luchas populares en México. Estas aportaciones han sido resultado de una organización permanente y que ha resistido los embates de políticas de desmantelamiento de un Estado mexicano que responde a la cultura mercantil. La ENAH no existiría sin un estudiantado combativo que desde hace décadas demanda mejores condiciones y cambios estructurales para la misma. La pregunta inicial; ¿Por qué necesitamos una Juventud Revolucionaria en la ENAH? Es un llamado urgente a la comunidad estudiantil a organizarse y a tomar una posición política que a través de discusiones y diálogo exija y se posicione a favor de la transformación radical de la escuela y su democratización. El llamado es a la movilización, a la reflexión, a la empatía y a la acción para construir una ENAH y una antropología que responda a las problemáticas nacionales y mundiales urgentes, problemas tales como la emergencia climática o el saqueo de agua en nuestro país provocado por el modelo capitalista. Éstas son problemáticas externas a la escuela pero que no están aisladas de las demandas por las que también como Juventud Revolucionaria nos posicionamos.
Desde la Juventud Revolucionaria hacemos énfasis en que existen demandas históricas, tal es así que desde nuestro periódico “Acción Revolucionaria” en el año 2008 se escribe una nota que señala al proyecto neoliberal como aquel asesino de la vida democrática de las universidades. Desde aquel año señalamos la importancia de la ENAH por las disciplinas que ofrece y sus contribuciones a movimientos estudiantiles tales como el de 1968. Desde aquellos años la escuela sufría recortes presupuestales y cambios en su gobierno interno que para nada beneficiaban a la comunidad. En esa misma nota del periódico se señala que en 1994 la forma de gobierno fue modificada y reducida al Consejo Técnico y las academias, integrado por un pequeño grupo de personas que serían las encargadas de tomar las decisiones de toda la escuela. Esto en definitiva desgastó y rompió cualquier dinámica democrática que pudiera quedar en la escuela. Por último señala que un grupo con aproximadamente 70 estudiantes se organizaron para emprender la tarea de transformar radicalmente al gobierno de la ENAH, cuestionando todo mecanismo antidemocrático.
Se vuelve necesario dar una mirada al pasado y reconocer los logros y las tareas pendientes. Hasta hace poco en el presente año se llevaron a cabo elecciones para Consejeros Técnicos representantes de profesores y estudiantes. La dinámica del espacio en el Consejo Técnico no sólo impide la discusión acerca de los cambios reales que requiere la escuela, sino que desgasta los temas que ahí pudieran llevarse a la mesa. Por eso vale la pena retomar la crítica de los espacios que no son democráticos y que impiden avanzar. Así como hacer uso de las herramientas históricas que han dejado las luchas estudiantiles; espacios de diálogo, democracia y reflexión, tales como las Asambleas Generales. Es en estos espacios en donde se construye y propone, por ejemplo, con todo el proceso del Congreso Reconstituyente que comienza en 2018 y que en este año se impulsa una segunda fase.
En primer momento, este llamado es para las y los estudiantes de la escuela Nacional de Antropología e Historia que desde sus disciplinas se acercan a la realidad social, un llamado para organizarnos y preguntarnos: ¿Cuál debe ser la tarea del antropólogo en el mundo actual? ¿Tiene sentido una Antropología sin un compromiso político? ¿Cómo podemos contribuir a la mejora de circunstancias injustas que solemos conocer tan de cerca, incluso dentro de nuestros espacios educativos y laborales?
Por último sostenemos el llamado a la politización y organización, y a formar parte de la Juventud Revolucionaria de la ENAH para impulsar la lucha de la escuela, su democratización y tratar las problemáticas con las que como estudiantes y trabajadores nos enfrentamos. Como sostuvo Revueltas: “No estudiamos con el propósito de acumular conocimientos estáticos sin contenido humano. Nuestra causa como estudiantes es la del conocimiento militante, el conocimiento crítico, que impugna, contradice, controvierte, refuta y transforma, revoluciona la realidad social, política, cultural, científica”.
Ruth Serrano militante de la JR/Rosas Rojas y estudiante de la ENAH