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LAS ELECCIONES DE LA ENAH Y EL CAMINO POR RECORRER

Las elecciones de la consejería técnica en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) arrojaron resultados positivos, puesto que las candidaturas emanadas de la Asamblea General (AG) ahora ocupan el puesto de la Consejería Técnica estudiantil, dos como titulares y dos como suplentes, así como el de profesores/as Hora, Semana, Mes o profesores/as de asignatura.

Como se ha señalado por parte de las y los compañeros electos por la AG, la victoria obtenida es resultado de la organización sostenida que se ha tenido entre sectores y sobre todo una vinculación permanente con el que históricamente ha sido el espacio que se ha opuesto al desmantelamiento de la ENAH desde el 2018, un espacio que ha mantenido una vinculación permanente entre sectores y es ahí donde reside una de sus fortalezas. Cabe retomar el carácter histórico de la elección por su programa común, a partir de una constante discusión y articulación con las bases que sostienen la lucha estudiantil y docente con miras a la transformación de la ENAH.

¿Bastará con este espacio?
Sostenemos que no, sin duda es un paso muy importante que la AG, la cual ha sostenido la lucha con el objetivo de parar el desmantelamiento de la ENAH, haya ocupado espacios dentro de la Consejería Técnica. Como lo ha mostrado en su programa, existen miras en el mejoramiento de las condiciones laborales, la democratización de la escuela, la reestructuración con la relación del INAH y el aumento presupuestal a la misma (demanda histórica). Las coincidencias programáticas cristalizan una intención por una transformación de fondo, no obstante, se debe superar el voluntarismo, fortalecer la organización ya que el cambio que necesita la institución es una apuesta grande. La voluntad ha existido en las ahora consejeras y consejeros impulsados por la AG, existe en las movilizaciones dadas a las 6 am, las que se han desarrollado a las 11 pm, en las discusiones por construir la lucha, en las comisiones, etc. El apunte no trata de deslindar la constante vinculación que habrá de tener con el movimiento y las bases de los sectores en lucha, sin embargo, existe una limitante estructural en el espacio, en la ENAH y a nivel superior en el INAH, por la estructura y las luchas de poder e intereses que pugnan los diferentes grupos de poder que se mueven en los puestos burocráticos..

Es importante preguntarnos ¿qué ENAH queremos? Desde la Juventud Revolucionaria sostenemos que se necesita una ENAH popular, con educación digna, que atienda las necesidades específicas de la comunidad, el estudiantado necesita y se merece estudiar en las condiciones más dignas posibles y eso incluye una dignificación laboral de sus docentes y demás trabajadores, desde la basificación y la justicia laboral, mejoras en infraestructura, entre otros puntos.

¿Hacia dónde vamos como estudiantes?
El sector estudiantil tendrá que impulsar la lucha de sus demandas específicas, por un lado, decimos que desde el espacio de la consejería necesitamos una articulación con la movilización fuera de la institución, emitir las demandas generales y específicas del sector a través de la representatividad que se tiene con las y los compañeros en este espacio, sin embargo, es de vital importancia recuperar la organización, en primer lugar retomar la tradición histórica de organizarse en colectivos y organizaciones políticas y segundo, retomar las asambleas por licenciaturas y las asambleas estudiantiles.

Es importante resaltar las necesidades estudiantiles, sus demandas no han sido cumplidas, la pandemia ha expuesto la agudización de la exclusión de la educación a nivel superior, la pedagogía de las clases en línea no cubrió las necesidades estudiantiles, tampoco la infraestructura, puso en la mesa la discusión de la importancia de aumentar el presupuesto y que sea utilizado verdaderamente para cubrir las necesidades del sector. La agudización del capitalismo ha aumentado los precios de la canasta básica, ha obligado a la juventud a entrar a un mercado laboral que le ofrece miseria y super explotación, los salarios son paupérrimos y el estudiantado ha tenido que recurrir a diferentes formas de subsanar su educación, sacrificando tiempo que podría ser utilizado para dispersión o más tiempo a su formación.
Los recientes “tianguis” que se han llevado a cabo en la UNAM han mostrado la carestía de la vida que tiene el sector estudiantil, la organización que se desarrolló en esas actividades fue la necesidad económica del estudiantado y su rechazo ante la criminalización de sus actividades económicas de subsistencia. Eso pone en la mesa un tema que no es ajeno a la ENAH, hablamos de las becas que han tenido una disminución en los meses que se reciben.

Es necesario levantar mesas de discusión que pongan de manifiesto nuestras demandas. Hasta hace poco gracias a la lucha y presión de las y los estudiantes se ha logrado entablar diálogo con autoridades del Instituto para discutir el Programa Inmediato de Atención a la ENAH (PIA). Programa que pretende retomar algunas de las necesidades y exigencias para la escuela y su comunidad. Sin embargo, resaltamos que los puntos mencionados en el PIA no atienden a las necesidades y cambios estructurales que se han demandado para la escuela. Si bien, la cuestión de infraestructura es importante, es primordial la discusión para reestructurar la ENAH, que también se está planteando discutir en la segunda fase del congreso reconstituyente. En ese sentido, enfatizamos en que la lucha y la invitación a la organización continúan pues sigue existiendo una deuda histórica con la escuela.

No queremos cerrar la reflexión sin mencionar que el regreso a clases requiere de este diálogo en cuanto a la ENAH que queremos: son necesarias becas que garanticen que los y las compañeras puedan continuar sus estudios, además de generar las condiciones y los espacios dignos para las y los estudiantes como comedores con precios accesibles. Se requieren viáticos para el trabajo de campo que cubran los gastos necesarios del estudiantado y autobuses para estas salidas.

Si bien estas demandas son urgentes para el sector estudiantil, representan un piso mínimo que fácilmente puede perderse por las constantes embestidas históricas a la educación pública. Enfatizamos que estas exigencias deben ir acompañadas de una reflexión que se oponga a una educación mercantilizada y luchar por un modelo de universidad al servicio de las clases oprimidas, acompañada por la democratización de nuestros centros de estudio. En ese ánimo de organización les invitamos a sumarse al comité de la Juventud Revolucionaria en la ENAH, agitemos sobre las necesidades estudiantiles, organicémonos y cambiemos el rumbo de la ENAH.


¡Del cuestionamiento del salón de clases a la lucha de clases!
¡Revolución, insurgencia y rebeldía!

¡SÚMATE AL COMITÉ DE LA JUVENTUD REVOLUCIONARIA EN LA ENAH!

El periódico que tienes en tus manos es un esfuerzo por difundir e impulsar las luchas contemporáneas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Los artículos son escritos desde las bases estudiantiles de la escuela, desde su sentir y perspectiva en las coyunturas actuales, con temas que van de la burocracia enquistada en la escuela, la falta de democratización en la toma de decisiones, hasta la perspectiva en torno a las movilizaciones de inicio del año 2022 causadas por la pretensión del INAH a la no contratación de trabajadores y trabajadoras eventuales.

Desde la Juventud Revolucionaria (JR) creemos que el periódico es una herramienta con un doble sentido, como un organizador en la que sus participantes hablan, accionan, intercambian ideas y discuten el contenido que debería tener el periódico y en segundo lugar como una herramienta de difusión de las ideas, en ese sentido, un periódico puede ser una chispa que empieza a quemar en lo seco de un pastizal, donde la chispa son las ideas que van a incendiar la conciencia colectiva para su actuar.

Actualmente la escuela se encuentra en un escenario nacional sumamente agitado, estamos ante un paulatino regreso a clases a nivel nacional, donde las universidades públicas poco o nada hicieron para aportar a los grandes problemas de los sectores de la clase trabajadora y aún peor, de su propia comunidad estudiantil. Las clases en línea agudizaron la exclusión de la educación superior, una educación en línea requiere de internet estable, luz y un equipo de computación o celular, dichos requisitos se enmarcan en un escenario de precarización laboral para la juventud, donde el empleo informal y los despidos estaban a la orden del día. Se podría argumentar que las direcciones de las universidades poco o nada podrían hacer para disminuir los daños nacionales en los estudiantes, no obstante, las pruebas demuestran lo contrario, las estructuras burocráticas universitarias permiten un contraste abismal entre los jugosos salarios que poseen los directivos y los salarios docentes, ¿esos jugosos salarios no podrían ser utilizados para invertirse en la educación de las y los alumnos? ¡Por supuesto! Esos miles de pesos pudieron ser invertidos en herramientas pedagógicas que sirvieran en la crisis de aprendizaje que vivieron las, los y les estudiantes de la ENAH en las clases en línea, pudieron ser invertidos en programas de apoyo para las clases virtuales donde el sector estudiantil no estuviera tan desprotegido en temas de infraestructura o ayudarían a que las condiciones laborales del sector docente no estuviesen en una incertidumbre salarial en una crisis sanitaria. Sumado a esto, la estructura antidemocrática que persiste en la escuela permite que las bases estudiantiles, docentes y trabajadores encuentren trabas institucionales al exigir un aumento presupuestal.

¿HAY ALGO QUE APRENDER CON LO QUE PASÓ A INICIOS DE AÑO?

Rotundamente; sí. Las movilizaciones a inicio de año demuestran el músculo político que tienen las bases estudiantiles, que incluso en medio de una pandemia pudo organizar asambleas donde tuvo más de mil participantes, a pesar de boicots a dichos espacios organizativos, violencia hacia sus participantes y palabras de ridiculización y menosprecio por parte del director mencionando, a un medio de comunicación nacional, que éramos menos de 100 personas las que estábamos denunciando las condiciones paupérrimas de la escuela. 

La coyuntura nos mostró que con la movilización es posible lograr cambios a lo interno y externo de la escuela, con la rápida respuesta que se tuvo por parte de la movilización de las bases de la ENAH se logró echar atrás la pretensión de no contratar trabajadores/as eventuales, aunque se justifique como un “malentendido”, el que las autoridades hayan reaccionado de esa manera tiene que ver con la movilización de la comunidad, además se logró avanzar en la organización estudiantil, estableciendo asambleas de base por licenciatura y que de éstas hayan salido las y los candidatos para el consejo técnico, se logró establecer la fecha para la segunda fase del congreso constituyente y ante la presión que logró la movilización de la ENAH, el INAH planteó el Programa de Atención Inmediata ENAH (PIA) el cual ya está discutiendo la comunidad y deberá pasar nuevamente por el consejo técnico.

¿QUÉ SIGUE EN LA ORGANIZACIÓN INTERNA EN LA ENAH?

Desde el comité de la Juventud Revolucionaria ENAH creemos que sigue una organización constante que apunte a la democratización de la institución, un primer momento lo tendría en la segunda fase del congreso reconstituyente, sostenemos y creemos que es necesario repensar la escuela, necesitamos y merecemos una escuela que esté a la altura de las problemáticas nacionales e internacionales, que empiece por ser crítica desde su propia estructura, la ENAH no puede seguir con la pedagogía actual, la infraestructura actual, y por supuesto las condiciones laborales actuales para docentes de asignatura.

Sostenemos y reivindicamos la importancia que ha tenido y tiene la Asamblea General (AG) de la ENAH, es un espacio que ha permitido la formación de muchas personas que sostienen la lucha de la escuela, que permite la organización desde múltiples perspectivas políticas e ideológicas y que ha servido como espacio alterno de toma de decisiones frente a la burocracia y antidemocracia institucional. Caso contrario es la campaña de calumnias desde espacios como la “Asociación de Alumnos de la ENAH” que ha vociferado que la AG pretende sustituir a las bases estudiantiles, no entienden que la asamblea es un espacio de convergencia y no una colectiva y/o organización con estatutos, principios y un programa político bien definido, tenemos que seguir nutriendo la AG y difundirla como un espacio democrático donde convergen diferentes miradas, diversidades y un espacio abierto.

La AG incluso ha hecho un llamado a recuperar la tradición de organizarse en colectivos, colectivas y organizaciones políticas, mostrando la apertura a la discusión dentro del espacio, en ese sentido, desde la Juventud Revolucionaria queremos invitarte a formar parte de este comité,  con miras a impulsar y fortalecer la lucha dentro de la escuela, buscar su democratización, que mire a la resoluciones de los grandes problemas nacionales en los diferentes sectores de la clase trabajadora.

Te invitamos a formarte e integrarte a nuestras actividades, una de las más grandes que hemos sostenido es la Brigada Multidisciplinaria de Apoyo a las Comunidades de México (BMACM) dicha actividad pretende hacer una crítica a la desvinculación que tienen las universidades públicas con los pueblos indígenas, el campesinado y la clase trabajadora en México. Llevamos más de 17 años realizando un trabajo en conjunto que coadyuve a resolver las problemáticas desde el seno de las comunidades, no como una imposición, sino como un facilitador para la organización de las mismas.

Además nuestro programa de lucha estudiantil defiende entre otros, los siguientes puntos:

·         La lucha en contra de la rentabilización de la educación, en defensa de la educación pública, democrática y de masas a todos los niveles educativos.

·         Por el respeto a la libertad de cátedra e investigación, la profesionalización de la enseñanza y el derecho a la sindicalización del personal académico de las universidades.

·         Por casas habitación, comedores y demás servicios asistenciales para el estudiante.

Creemos y sostenemos que la politización y organización de las, los y les estudiantes es necesaria en estos tiempos donde la educación se ha vuelto un centro de negocios más para los intereses empresariales nacionales e internacionales. Como sostuvo Revueltas: No estudiamos con el propósito de acumular conocimientos estáticos sin contenido humano. Nuestra causa como estudiantes es la del conocimiento militante, el conocimiento crítico, que impugna, contradice, controvierte, refuta y transforma, revoluciona la realidad social, política, cultural, científica” . 

Contáctanos por nuestras redes sociales y luchemos por un modelo de universidad junto al pueblo trabajador.

¡Súmate al comité de la Juventud Revolucionaria ENAH!

¡Del cuestionamiento del salón de clases a la lucha de clases!

LA NECESIDAD DE CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA REVOLUCIONARIA PARA LA JUVENTUD EN MÉXICO

El 1 de diciembre de este año, la 4T cumplió su tercer año en el poder. ¿Qué lecciones hay para la juventud estudiante y trabajadora en México? Comencemos por caracterizar al régimen, en segundo lugar ubicaremos la posición de cada fuerza social y su horizonte estratégico, para que en un tercer momento, podamos rescatar las tareas para la juventud frente a la necesidad de construir una alternativa socialista y revolucionaria en México, que marque tajantemente una oposición a las medidas proimperialistas que venimos arrastrando de más de 30 años de neoliberalismo y frente a las medidas consecuentes del nacionalismo burgués con la precarización laboral, la exclusión a la educación, la militarización, la privatización de nuestros recursos e industrias y con los intereses del imperialismo. 

CARACTERIZACIÓN DE LA LUCHA DE CLASES EN EL MARCO DEL NACIONALISMO BURGUÉS 

El régimen de la 4T encabezado por AMLO, es un movimiento electoral de frente amplio y pluriclasista. Su estrategia no es acabar con el régimen de propiedad privada, ni con las relaciones sociales de explotación asalariada, el libre mercado o la desigualdad social. El actual gobierno, como bien lo reafirmó AMLO en su tercer informe el pasado 1 de diciembre en la plancha del Zócalo, es “para ricos y pobres” el cual pone como epicentro de la problemática de desigualdad y descomposición social la corrupción dentro del Estado, y no la relaciones sociales de dependencia, poder y dominio capitalistas que mantiene el país con Estados Unidos, es decir la situación de semicolonia o las relaciones desiguales entre clases sociales, en este caso, su perspectiva no es clasista, sino abstracta. El régimen de AMLO, desde inicios de su gobierno, impulsó medidas de corte bonapartista, es decir, que transitan entre el favorecimiento mediante programas sociales a sectores de la clase trabajadora y pequeña burguesía y por otro lado, satisfaciendo los intereses de una fracción de la burguesía que está de su lado, en particular la burguesía transnacional y nacional mexicana, con el fin de avanzar en políticas de reorganización de la correlación de fuerzas dentro del Estado. 

El bonapartismo es una característica de los regímenes que llegan al poder a partir de su carácter conciliador con los intereses del imperialismo, pero dando concesiones a la clase trabajadora. Es un gobierno que otorga concesiones a la clase trabajadora pero la contiene en su descontento y reestructura su participación dentro del margen de las relaciones del capital y la democracia burguesa. Su margen de maniobra se mantiene en un tipo de relaciones sociales que garantizan la supervivencia del capitalismo, favoreciendo los intereses de determinadas fracciones de la burguesía que se sostienen sobre la relación desigual capital-trabajo. Su forma de gobierno modifica su discurso y dota de cierta autonomía al Estado para ciertas decisiones y políticas, pero siempre mantiene su esencia como Estado al servicio del capital. Aunque pareciera que el presidente es quien detenta el poder político, en realidad el poder político lo sigue detentando una fracción de la burguesía la cuál le permite permanecer y modificar aspectos de la economía, sin salirse de su agenda, por ejemplo, el sector militar y la agenda de seguridad y militarización norteamericana. 

El nacionalismo burgués, es un tipo de régimen en dónde la agenda empresarial sigue vigente, pero mantiene distancia y confrontación con algunas fracciones de la burguesía y con otras mantiene cercanía. Este tipo de régimen está dentro de una corriente denominada “progresismo” y es una corriente política que se opone en cierta medida a las políticas neoliberales proimperialistas, pero que al final mantiene una relación cercana al capital, pues su estrategia no es romper con el capital, sino mantenerlo vigente, darle una cara humanitaria y bondadosa. Por otro lado, el nacionalismo burgués o “progresismo” de corte bonapartista, se asume de izquierda, integra el discurso popular como un gobierno del pueblo, mientras esconde las contradicciones de clase y capitula a los intereses del imperialismo Estadounidense. En este sentido, el discurso convence y genera la ilusión de que el Estado es un conjunto de instituciones que sirven para el bien de “todas y todos”, en abstracto, rescata la figura central del Estado pero no articula las bases para defender un proyecto de clase, es más, desmoviliza a las bases, las mantiene a flote y dentro del margen establecido por el capital, las contiene para dejar la alternativa de cambio en la figura presidencial y en el cabildeo con la burguesía. 

AMLO y su movimiento electoral MORENA, se perfilan dentro de esta caracterización anterior, porque: 1) AMLO no contempla dentro de su programa de gobierno una estrategia de romper con las relaciones de poder y dominio capitalistas sino de reconfigurar las relaciones de dominio y explotación, dotando de autonomía al Estado en ciertas políticas y al mismo tiempo favoreciendo a una fracción de la burguesía que le permite avanzar en esa reconfiguración; 2) MORENA no es un partido, sino un movimiento electoral de frente amplio y pluriclasista, por ello a lo interno existen contradicciones de programa y principios, por un lado, hay quienes impulsan una agenda empresarial y por otro quienes impulsan una agenda adherida a avanzar en el programa del presidente. Sus militantes carecen de principios políticos, hecho que se refleja en las disputas a lo interno por las gubernaturas y en los chapulinazos oportunistas de ex militantes del PRI, PAN y PRD a MORENA o en que una fracción de MORENA esté a favor y otros en contra de políticas de avanzada para la clase trabajadora como legalizar el aborto en todo el país o desaparecer el outsourcing; 3) Ni AMLO ni su movimiento electoral apelan a la consolidación y organización de la clase trabajadora para la toma del poder político o la defensa de políticas que logren abrir un camino al socialismo en oposición a políticas proimperialistas como romper con el T-MEC o las políticas de militarización del país; 4) Las políticas que aplica favorecen en una parte a determinadas fracciones de la clase trabajadora, pero siempre dentro del horizonte para el reforzamiento del capitalismo nacional y trasnacional de una determinada fracción de la burguesía, pues su política es de contención de la clase trabajadora dentro del margen de la relaciones del capital, para no romper con estas, dándole una cara humanitaria al capitalismo y al “libre mercado”, esto sin generar organización que permita impulsar la toma del poder por la clase trabajadora. En este sentido la desigualdad, la explotación y opresión se regulan, pero no desaparecen esas relaciones dentro de su política; 5) El movimiento electoral de frente amplio y pluriclasista (MORENA) tuvo como fin impulsar a AMLO a la presidencia en respuesta a la falta de alternativa frente a los regímenes neoliberales previos, los cuáles durante décadas aplicaron políticas de desmantelamiento de las estructuras del Estado, reflejándose en una total violencia estructural hacia la clase trabajadora, sin embargo, el nacionalismo burgués lejos de significar un cambio de fondo, sólo perpetúa las dinámicas, ya que no apela a la organización de la clase trabajadora más que para las elecciones, es decir, las contiene en el margen de la democracia burguesa.

LAS POLÍTICAS DE LA 4T DENTRO DEL MARCO DE LAS RELACIONES CAPITALISTAS

Las políticas que aplica el nacionalismo burgués, son de reorganización de las estructuras del Estado y de la fuerza laboral, con el fin de dotar de impulso al patrón de acumulación capitalista, mediante reformas de regulación fiscal en algunos sectores, pero proimperialistas en otros, con el fin de satisfacer al capital nacional, el cuál se mantiene sobre la base desigual, capital-trabajo. 

Un ejemplo de las políticas que el actual régimen está aplicando y que entran en contradicción, son por ejemplo la política laboral, la educativa, la energética y la del aborto. En la laboral, se impulsó por parte de MORENA y su aliado el PT una iniciativa para la regulación del outsourcing, modelo de subcontratación laboral que flexibiliza las condiciones de trabajo, omite derechos laborales y terceriza las responsabilidades. Esta iniciativa presentada en 2019 y aprobada en 2020, implicó regular al outsorcing mas no abolirlo, dejando que empresas sigan contratando personas bajo regímenes que omiten los derechos laborales, mientras tercerizan obligaciones, como lo es el caso de la juventud trabajadora de las aplicaciones de reparto. Aplicaciones como UBER, DIDI o Rappi, del 2020 al 2021 aumentaron sus cifras de trabajadores y ganancias de manera exponencial, beneficiándose de la pandemia, mientras sus trabajadores, carecían de seguridad social o derechos laborales. La “Reforma laboral” lo que implicó fue el sostenimiento, en este sentido, de una relación capital-trabajo desigual que benefició la captación de recursos fiscales mediante el uso de plataformas digitales, así como del cobro de impuestos a empresas, las cuales tercerizan a los trabajadores de reparto y otras industrias. Esta iniciativa, estuvo acompañada de una “Reforma al sistema de pensiones” el cuál de igual forma, perpetua la relación de dependencia que existe entre las empresas de AFORE privadas y los trabajadores, pues la iniciativa implicó la reducción de la retención salarial mensual, destinada a que los trabajadores que no alcanzaran una jubilación mediante el IMSS o ISSSTE, lo puedan realizar mediante las AFORES privadas pero con retenciones “justas”. Esto, sin eliminar el régimen de jubilación privada, el cuál especula con los salarios de los trabajadores, mientras el Estado no asume su obligación de hacer de la jubilación un derecho público y universal. Lo anterior, se traduce en que las políticas orientadas a la cuestión laboral, lejos de permitir que la clase trabajadora vaya conquistando derechos, el nacionalismo burgués perpetua las dinámicas de dominación y explotación de las empresas sobre los trabajadores, ya que estas iniciativas buscan el cabildeo y acuerdo, antes que con la clase trabajadora, con los empresarios, que el Estado se haga de recursos fiscales y las empresas obtienen leyes que les permiten “invertir” en México a costa de las y los trabajadores. Dejando a la juventud en incertidumbre laboral total y con un futuro adulto y longevo precarizado.

Por otro lado, la política educativa nacional, implica un análisis marxista para poder identificar las dinámicas conciliadoras del régimen nacionalista burgués y las empresas. A inicios de año (2021) se aprobó la Ley General de Educación Superior, una ley que se discutió al calor de la ANUIES, la SEP y la bancada de MORENA. 

Esta ley, supone que el Estado garantice la educación pública a todo el país, poniendo en el centro de la agenda la responsabilidad del Estado para hacer posible este derecho. Sin embargo, la ley no menciona porcentajes presupuestales ni tampoco establece los mecanismos para que el Estado haga efectivo ese derecho, por el contrario, tomando como ejemplo el caso de la educación superior, se propone la emergencia de un órgano autónomo, conformado por burocracias de las universidades públicas, privadas y empresas para discutir el rumbo de las universidades en el país y por lo tanto del presupuesto y el modelo educativo.

En este sentido, la LGES violenta la autonomía de las universidades, ya que impone un órgano autónomo en el cuál se discutirá el presupuesto y el rumbo de la educación superior, dejando las decisiones en manos de las burocracias universitarias y las empresas. La ley no se discutió al calor del magisterio de la CNTE, ni tomó en cuenta la voz de las y los estudiantes de las universidades públicas, se discutió al calor de la ANUIES, del sector privado y de la SEP. Aunado, a que desde el 2018, la OCDE, ya había asesorado a la SEP para la implementación de políticas provenientes del FMI y el BM en México. 

En este caso, la LGES, aunque rescata el papel del Estado en hacer efectiva la educación pública superior, proporciona concesiones al sector privado, articulado a la COPARMEX, al Consejo Coordinador Empresarial y a los organismos financieros internacionales, para tomar parte del presupuesto y dirección de la educación pública en el país, mismos organismos y fracciones de la burguesía que desde hace décadas han querido impulsar una agenda privatizadora dentro de las universidades públicas. 

La política energética en el país, en particular la actual iniciativa de Reforma Eléctrica, aunque implica un paso frente a la Reforma Energética de EPN, que marca tajantemente la necesidad de rescatar el papel del Estado para hacer del acceso a la energía eléctrica un derecho humano, la política en su horizonte estratégico, no marca una ruta que permita a la clase trabajadora exigir la nacionalización de nuestros recursos estratégicos ni la salida de las empresas transnacionales explotadoras de nuestra industria energética. Marca, más bien, una regulación contractual para la generación de energía eléctrica, rescatando a la CFE y a Pemex como las empresas estatales destinadas a la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica de manera primordial en el país, así como a que en estas dependencias públicas recaiga la planeación y puesta en marcha de la Transición Energética con un carácter soberano. Esta ley, es de suma importancia y es la política más avanzada del actual régimen nacionalista burgués de AMLO. Sin embargo, la iniciativa implica poder avanzar en rescatar nuestra industria energética y pone en la agenda la necesidad de movilizarse para defenderla por la clase trabajadora, el régimen lejos de llamar a organizarse y crear comités populares, impulsa un cabildeo con el PRI y la burguesía trasnacional para ganar su aprobación en el Congreso, dando oportunidad a que en el tiempo restante a la aprobación de la reforma, se puedan seguir dando concesiones a privados en el caso del Litio, elemento fundamental para la futura transición e industrialización.

Esta política de cabildeo político es parte del carácter conciliador y bonapartista del régimen, puesto que la iniciativa de reforma, aunque responde contundentemente a las políticas entreguistas neoliberales también porque es a nivel constitucional, el régimen olvida que aunque se apruebe en este sexenio, si no se impulsa un proceso organizativo de clase por parte de las y los trabajadores para defenderla y avanzar hacia la renacionalización del sector energético bajo control obrero y popular, en cualquier otro sexenio, la ultra derecha proimperialista puede virar de nuevo la reforma para regresar al régimen abiertamente entreguista. 

LAS TAREAS DE LA JUVENTUD REVOLUCIONARIA FRENTE A LA CRISIS DE DIRECCIÓN 

La Juventud en México debe generar una caracterización marxista del actual régimen para identificar sus contradicciones, que nos permita construir una alternativa de izquierda y revolucionaria que impulse un programa político para la construcción de un partido obrero que represente a la clase trabajadora y campesina, que ponga en la agenda del Estado la necesidad de rescatar nuestros derechos laborales y educativos de la mano de la puesta en marcha del rescate y defensa de nuestra soberanía energética con miras a la renacionalización bajo control obrero, al igual que a conectar a las universidades públicas y centros de estudio con el pueblo, para la resolución de las grandes problemáticas del país y no del sector empresarial. Impulsando la organización de la clase en barrios, colonias y pueblos, con independencia política de los partidos burgueses y de la ultraderecha proimperialista. 

El camino implica no perder de vista que ni el neoliberalismo proimperialista ni el nacionalismo burgués son la alternativa, pues ni uno ni otro romperán con las relaciones sociales ni las dinámicas capital-trabajo. Es momento de confiar en la clase e impulsar la unidad de las y los trabajadores. La juventud tiene una tarea especial, la de construir el programa de transición que nos permita avanzar en el rescate de las instituciones públicas, que el Estado responda a las necesidades de la clase bajo su dirección y bajo el ejercicio del poder de las y los trabajadores. Los frentes políticos, en materia educativa, laboral, energética y artística, nos deben impulsar a nutrir de perspectiva y dirigir a la juventud y la clase, con miras a la construcción del partido. No  nos conformemos con las migajas asistenciales del nacionalismo burgués, sino en hacer que los 27 millones de jóvenes en México, tengamos acceso a una vida más justa y más humana, sin las ilusiones que el libre mercado nos arroja. 

¡Luchar, Vencer!

¡La juventud luchando y el mundo transformando!  

 Octavio Ugalde