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¡Apoyo a los trabajadores en huelga en las plantas automotrices de Estados Unidos!

Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, se ha convocado a huelga en las plantas de las tres principales corporaciones automotrices del país: General Motors, Ford y Stellantis (antes Chrysler). Por ahora la huelga se ha manifestado en el paro de solo ciertas plantas, consecuencia de la estrategia escalonada por la que han optado los trabajadores y terminará en nuevas plantas en paro las próximas semanas, lo cual no deja de representar un avance en la lucha proletaria estadounidense que por años se ha mantenido estancada. En efecto, décadas han pasado y los trabajadores sólo han visto cómo los directores y dueños de estas empresas automotrices obtienen ganancias millonarias sin que esas ganancias se traduzcan en un incremento correspondiente a los salarios de los trabajadores. Peor aún, a partir del 2007 se instauró un sistema desigual de dos clases de trabajadores, sometiendo a todos aquellos trabajadores contratados después del 2007 a menores incrementos salariales en el transcurso de su carrera profesional, y quitándoles los beneficios de cualquier pensión y seguro de salud después de su jubilación, derechos garantizados para la generación anterior de trabajadores. Este sacrificio fue pactado en su tiempo por el liderazgo sindical charro de United Auto Workers (UAW) que vendió a los trabajadores con el fin supuesto de salvar a las corporaciones que se encontraban en problemas financieros. Y en efecto, Chrysler y General Motors se declararían en bancarrota en el 2009, pero serían salvadas por el gobierno y el costo de esta operación sería socializada por el pueblo, sin ningún beneficio para la gente ni para los trabajadores. En esta misma coyuntura se sacrificaría otro de los logros de la lucha proletaria de antaño: la escala móvil de salarios (incremento automático de salarios de acuerdo a la inflación).

La recuperación económica de estas empresas en la década pasada no resultó en un fin a las concesiones realizadas por los trabajadores, por el contrario, aumentó la contratación masiva de trabajadores de medio tiempo, que en realidad trabajan jornadas completas a cambio de míseros salarios y sin ninguna prestación, por no mencionar el incremento en el trabajo de horas extras obligatorias por todos los trabajadores, haciendo una burla de la jornada laboral de 40 horas supuestamente instituida en el país. Finalmente, el cierre forzado de plantas automotrices a lo largo del país ha impactado de manera fulminante las vidas de los trabajadores y las comunidades vibrantes que habían establecido a su alrededor. En efecto, los deseos de los capitalistas propietarios de las empresas automotrices por reducir los “costos” laborales se han cumplido mediante el traslado de las plantas a países con pocas protecciones laborales como México, para explotar a los trabajadores con salarios que llegan a ser una octava parte o menos de lo que reciben sus contra partes en Estados Unidos, con la ayuda de sindicatos de protección que aseguran la sumisión de los trabajadores. De igual forma, el cierre de plantas ha sido provocada por la incipiente industria de vehículos eléctricos subsidiada por el gobierno estadounidense que atrae a las corporaciones automotrices, y que se erige sobre plantas que no cuentan con representación sindical por motivos de “competitividad” laboral (para mantener salarios bajos).

Pero ante este panorama desolador, desde hace unos cuantos años, los trabajadores de base de UAW se empezaron a organizar para democratizar el sindicato tradicionalmente charro y destituir a los líderes corruptos bien conocidos por pactar con las empresas y el partido Demócrata. Bajo la planilla de la UAW por la democracia (UAWD), se lograron cambiar los estatutos del sindicato para que los puestos de mayor poder fueran sujetos a votación directa por todos los miembros por primera vez en la historia, y así a principios del 2023 hacer uso de aquel derecho para elegir al candidato reformista que vendría a ofrecer una ruptura con el modelo tradicional del sindicato, a favor de la democracia sindical y mayor militancia. Este cambio rememora la expansión inicial del UAW durante la primer mitad del siglo XX, que se dio en parte por cuadros de comunistas militantes que lucharon con sus vidas por la emancipación de los trabajadores, para posteriormente ser injustamente purgados ante la consolidación del charrismo al servicio de los capitalistas. Hoy en día es necesario el regreso de estos cuadros para consolidar la democracia sindical y romper con el sometimiento del sindicato al partido Demócrata y así ayudar en la formación de un partido independiente de trabajadores. De igual forma, la lucha trasciende ya las fronteras, y cualquier estrategia efectiva deberá contemplar en todo momento la solidaridad internacional entre los trabajadores de la industria, particularmente con los mexicanos que han visto las plantas automotrices migrar a su territorio, en una relación que combata la histórica intromisión imperialista estadounidense por medio de sus sindicatos, y force a que las empresas paguen salario igual por trabajo igual.

En esta huelga que apenas comienza, apoyamos a los trabajadores en su lucha por el incremento salarial del 40%, por la abolición del sistema de clases al interior de las empresas, por la restauración de la escala móvil de salarios, por la restauración e incremento de pensiones para todos los trabajadores, por el acceso a servicios de salud, por el derecho a proteger a las plantas de su cierre injustificado, por acabar con la explotación de trabajadores de medio tiempo, y por la reducción de la jornada laboral efectiva a 32 horas. Por todo esto y más es deber de todos los trabajadores apoyar esta huelga histórica que tendrá repercusiones dentro y fuera del país.