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Solidarity With the Struggle for the 40-Hour Work Week in Mexico

To our fellow comrades from Mexico:

We, the signatories, workers from various industries in the United States represented by the United Auto Workers (UAW) union, stand in solidarity with the struggle of Mexican workers to reduce their workday to 40 hours. In this new era of Mexican unionism in which workers have gone on the offensive, we must remember how historically the US government and the transnational capital it represents have promoted the miserable conditions to which Mexican workers have been subjected and which they are today struggling to reverse. Starting with the forced neoliberalization of Mexico in the 1980s and the implementation of free trade agreements, US transnational corporations saw at their disposal a growing pool of cheap labor in their neighboring country, an industrial reserve army composed of an underemployed and migrant population. It didn’t take them long to move their factories south of the border, destroying entire communities in the process and leaving thousands of people unemployed in the United States. In Mexico, their  high profit rates were guaranteed through protection rackets and the complicity of the authorities, who were always at the disposal of capital, and ready to use violence to suppress the slightest social outbreak. As a result of these conditions, today, the hourly minimum wage in the United States is roughly equivalent to the daily wage in Mexico. 

The US elites, with the collaboration of the Mexican elites, not only subjugated the workers of both countries, but also pitted them against each other, manufacturing an alleged migration crisis in which migrant workers would come to replace American workers, given their willingness to accept jobs with lower salaries. But behind the supposed migration crisis we find the capitalists, who see in the precarious conditions of migrants an opportunity to raise their profit rates and use them as scapegoats to divide the international workers’ movement. This situation worsens even more with the use of the US security apparatus to criminalize and maintain the migrant population in a state of terror in order to keep migrant workers in line.

Unfortunately, our own union, the UAW, has been caught up in the US government’s attempts to subjugate workers in Mexico and other Latin American countries. Whether in aiding the coups in Brazil and Chile, or the coup attempts in Venezuela, the UAW along with and as part of the American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations (AFL-CIO) has been involved in the US imperialist foreign policy that seeks to keep the Global South as a perpetual sweatshop. We also call on our Mexican comrades to remain cautious regarding the AFL-CIO Solidarity Center that appears to favor the interests of workers in Mexico, but is financed directly by the National Endowment for Democracy, an organization linked to the US government and known as an executor of its imperialist policy that at any moment can turn against us. A genuine form of solidarity that encompasses both of our countries is indispensable, and it is for this reason that our union absolutely rejects the use of the labor movement to support interests alien to those of the global working class.

Likewise, we recognize the fight for a democratic and independent union movement that is taking place in Mexico.  This is a fight that is not foreign to our struggle in our own union, which for many decades was dominated by the most reactionary forcesToday, like our counterparts in Mexico, the rank-and-file of our union are working to  remove the bureaucracy and return the UAW to its radical heritage. The fight for the emancipation of workers against global capital requires joint actions that begin with establishing these ties of solidarity, which is why we make a fraternal call to our Mexican comrades in support of the reduction of their working day to 40 hours, and for more labor victories through collective and international struggle.

We call on other unions and workers to be part of the forum that will be held on December 15 in support of the reduction of the working day in Mexico and we declare our support and participation in that event through this letter.

Signatories

Julian de Gortari (UAW 2865)

Liam Moore (UAW 2865)

Elisabeth Koch (UAW 2865)

Bineh Ndefru (UAW 2865)

Peter Racioppo (UAW 2865)

Dylan Kupsh (UAW 2865)

Sean Crawford (UAW 160)

Jennifer Jones (UAW 1975)

Ron Lare (UAW 600)

Jake Engels (National Education Association / Michigan Education Association, Ann Arbor Education Association)

Scott Houldieson (UAWD Steering Committee)

UCLA Rank and File Caucus (UAW 2865)

Versión en Español

Solidaridad con la lucha por la semana laboral de 40 horas en México

A las compañeras, compañeros y compañeres trabajadores de México:

Nosotras, nosotros y nosotres los abajo firmantes, trabajadores de varias industrias en Estados Unidos representados por el sindicato de United Auto Workers (UAW), nos solidarizamos con la lucha de los trabajadores mexicanos por la reducción de su jornada laboral a 40 horas. En esta nueva era del sindicalismo mexicano en donde los trabajadores se han ido a la ofensiva, hay que recordar cómo es que históricamente el gobierno estadounidense y el capital transnacional al cual representa ha promovido las condiciones miserables a las cuales los trabajadores mexicanos se han tenido que someter y que hoy en día luchan por revertir. Empezando por la forzada neoliberalización del país mexicano en los ochenta y luego por la puesta en marcha de los tratados de libre comercio, las empresas trasnacionales estadounidenses vieron a su disposición una creciente mano de obra barata en el país vecino, un ejército de reserva industrial compuesto por población subempleada y migrante. No tardaron mucho en mudar sus fábricas al sur de la frontera, destruyendo comunidades enteras en el proceso y dejando a miles de desempleados en Estados Unidos. En México fueron garantizadas sus altas tasas de ganancias por medio de sindicatos de protección y autoridades cuyo servicio siempre fue al capital, sin temor a utilizar la violencia ante el menor estallido social. Producto de estas condiciones, los salarios que hoy en día llegan a pagar en Estados Unidos por hora, se han convertido en lo que pagan por día en México.

Las élites estadounidenses con colaboración de las mexicanas no solo sometieron a los trabajadores de ambos países, sino que los volvieron antagónicos, fabricando una supuesta crisis de migración en donde el trabajador migrante vendría a suplir al estadounidense ante su disposición a aceptar empleos con menor salario. Pero detrás de este fenómeno se encuentran los capitalistas, que ven en las condiciones precarias del migrante una oportunidad para elevar sus tasas de ganancia y utilizarlos como chivos expiatorios para dividir al movimiento de trabajadores transnacional. Una situación que se recrudece aún más con la utilización del aparato de seguridad estadounidense que criminaliza y mantiene en un estado de terror a la población migrante, y somete de esa manera a sus trabajadores.

Desafortunadamente, nuestro propio sindicato UAW se ha visto enfrascado en los intentos del gobierno estadounidense por someter a los trabajadores en México y demás países latinoamericanos. Ya sea con su ayuda a los golpes de Estado en Brasil y Chile, o en los intentos de golpe en Venezuela, la UAW junto y como parte de la American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations (AFL-CIO) se ha involucrado en la política exterior imperialista que busca mantener al sur global como una maquila perpetua. Hacemos también el llamado a nuestros compañeros mexicanos a mantener cautela ante el Centro de Solidaridad de la AFL-CIO, que hoy en día se muestra favorecedor a los intereses de los trabajadores en México, pero es financiado directamente por la Fundación Nacional para la Democracia, organismo ligado al gobierno estadounidense y ejecutor de su política imperialista, que en cualquier momento puede voltearse en nuestra contra. Es por esto y más que se vuelve indispensable una genuina forma de solidaridad que abarque a nuestros países, y es por esto que desde las bases de nuestro sindicato rechazamos el uso que se le ha hecho para promover intereses ajenos a los de la clase trabajadora mundial.

De igual forma, reconocemos la lucha por la democracia e independencia sindical que se da y se ha dado en México, una lucha que no es ajena a la nuestra, ante la dirigencia burocrática de nuestro sindicato que por muchas décadas estuvo dominado por los intereses más reaccionarios pero que hoy en día intentamos depurar de su charrismo. La lucha por la emancipación de los trabajadores contra el capital global requiere de acciones conjuntas que empiezan con estos lazos de solidaridad, por lo que hacemos un llamado fraternal a nuestros compañeros mexicanos por la reducción de la jornada laboral a 40 horas y por más conquistas laborales por medio de la lucha colectiva e internacional.

Hacemos un llamado a otros sindicatos y trabajadores a formar parte del foro que se hará el 15 de diciembre con motivo de la reducción de la jornada laboral en México y declaramos nuestro apoyo y participación a ese evento a través de esta carta.

Firmas

Julian de Gortari (UAW 2865)

Liam Moore (UAW 2865)

Elisabeth Koch (UAW 2865)

Bineh Ndefru (UAW 2865)

Peter Racioppo (UAW 2865)

Dylan Kupsh (UAW 2865)

Sean Crawford (UAW 160)

Jennifer Jones (UAW 1975)

Ron Lare (UAW 600)

Jake Engels (National Education Association / Michigan Education Association, Ann Arbor Education Association)

Scott Houldieson (UAWD Steering Committee)

UCLA Rank and File Caucus (UAW 2865)

La situación de la movilización política en Francia durante el 2023

El proletario francés es incapaz de organizar una huelga general tras medio año de movilización. La reforma a las jubilaciones que impuso Macrón y las muestras de violencia policial desataron una oleada de huelgas y protestas contra una afectación a la clase trabajadora. Dicha reforma tiene como telón de fondo el recorte en gasto público para aumentar el presupuesto militar ante la inestabilidad que produjo la guerra en Ucrania. 

Esta reforma a las jubilaciones se presentó el 17 de enero del 2023. Con ella se pretende aumentar la edad de jubilación tres meses cada año. De esta forma, la edad mínima para jubilarse pasaría de los 62 años que se requieren actualmente a los 64 años para el 2030. Además, para jubilarse se necesita haber trabajado cierto número de años. Actualmente se requieren 40.5 años de carrera para obtener la jubilación. Con la reforma propuesta, se necesitan 43 años de carrera para acceder a este derecho. Cuando un trabajador ha acumulado la totalidad de años necesarios para la jubilación, se hace acreedor de una jubilación plena. El término de jubilación plena hace referencia a la pensión donde al pensionado se le otorga la cantidad íntegra del dinero correspondiente. Sin embargo, las personas que no lleguen a los 64 años con todos los trimestres laborales requeridos, deberán trabajar más años para poder acceder a la jubilación plena.  Por lo tanto, la reforma resulta en un aumento de la precarización para la población adulta mayor, además de ser un impedimento para alcanzar una vejez digna.

La reforma provocó una serie de movilizaciones que se han extendido a lo largo del 2023. La primera movilización tuvo lugar el 19 de enero, dos días después de que el congreso propusiera la reforma. A partir de esa fecha, los frentes de izquierda han planteado diferentes fechas para el comienzo de huelgas indefinidas, así como huelgas generales. A esta iniciativa se han sumado diferentes sectores, como el de los trabajadores de refinería, pero no se ha podido concretar una huelga nacional. Por su parte, la actitud de los sindicatos ha consistido en crear huelgas de presión conformadas por pequeños grupos. De igual manera, los sindicatos se han limitado a controlar el enojo de los manifestantes y evitar que el movimiento se desborde. 

Una nueva oleada de movilizaciones y rebeliones ocurrieron el pasado 27 de junio, cuando la policía francesa ejecutó al joven de 17 años Nahel M., habitante de Nanterre a las afueras de París. El asesino alegó que actuó en defensa propia, pues según su declaración, Nahel atentó contra su vida. Este caso, como muchos otros, hubiera pasado por alto si no fuera por una grabación del crimen donde se muestra que el oficial disparó al joven francés a sangre fría por negarse a seguir las indicaciones de un procedimiento de rutina. Nuevamente se expresa el carácter represivo y racista de la policía en el estado burgués de Francia. Las masas francesas se lanzaron a las calles en protestas y enfrentamientos con los policías, lo cual resultó en el encarcelamiento de múltiples personas. Además, el gobierno francés ha prohibido las manifestaciones y ha celebrado el actuar de las fuerzas del orden en sus esfuerzos por apaciguar las movilizaciones. Aunado a dicha represión, dos sindicatos de policías (Alliance y UNSA Police) avivaron las llamas de la indignación al lanzar un comunicado deshumanizante y criminalizante donde llaman “hordas salvajes” a los manifestantes y se declaran abiertamente en guerra con el proletariado; adicionalmente, la policía exige al estado mayor protección judicial para la institución. 

Por su parte, los sindicatos y las organizaciones de izquierda se han visto incapaces de actuar de manera apropiada ante tal coyuntura. La Confederación General del Trabajo, en lugar de ofrecer su apoyó a los manifestantes y acercarse a ellos para colaborar, se expresó en contra de la violencia de los protestantes y llamó a la reforma del aparato policial. Por otro lado, la izquierda pierde la oportunidad para organizar a los manifestantes y dar un cauce coherente y centralizado a las movilizaciones. Desde la izquierda socialista se hace la crítica hacia sí misma, así como a los sindicatos, de que deberían aprovechar la experiencia de los jóvenes en años recientes sobre la brutalidad policial para radicalizar al proletariado en la tarea de la abolición de la policía republicana, en lugar de continuar con un discurso reformista. A sí mismo, se debe luchar por la expulsión de los sindicatos de policías de las confederaciones sindicales, pues la institución ha demostrado constantemente que actúa en pos de los intereses de la burguesía. En ese sentido, se deben superar las simples declaraciones de motivos y pasar a la acción directa, en especial a través de estrategias como la huelga, que es una propuesta que se ha exigido desde las movilizaciones por las jubilaciones en Francia. 

Incluso ahora, a finales del mes de julio, no se ha producido la huelga general, pues no ha existido una organización eficaz con las bases de los movimientos obreros. Nuevamente se reafirma una vieja tesis: el partido es el vehículo que le permite al proletariado dar saltos cuantitativos en momentos de rebeliones generales, su ausencia es la crisis de la dirección de la clase trabajadora.

Diego Hernández Galván

LA MUJER TRABAJADORA, PRECARIEDAD Y DESIGUALDAD

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Olga Rosas

Con el proceso de industrialización que dio inicio en Europa a finales del siglo XVIII, el papel de las mujeres y hombres se vio afectado de sobremanera, generando clases sociales y agudizando aún más la desigualdad de sexo- género, sumándole el surgimiento de la clase burguesa donde la obrera marcó un periodo de lucha. Entonces surge la clase obrera de la misma industrialización, su proceso de construcción cultural y social vendrán muy marcadas por la explotación, sometida bajo los intereses económicos de la burguesía. Dándole su propia identidad a través de estas experiencias de explotación, de sus prácticas culturales y sus valores.

En este sentido la lucha de la clase obrera cada vez tuvo mayor fuerza. Sin embargo, para las trabajadoras no fue fácil incorporarse a la toma de decisiones, aunque la mayoría de éstas hayan participado activamente en el movimiento obrero del siglo XIX. Si consideramos a las mujeres como iguales en la lucha obrera se ve condicionada por la construcción de éstas como personas que sólo tenían que permanecer en el hogar.

El principal objetivo de las mujeres era hacer valer sus derechos como mujeres, ser tomadas como personas al igual que los hombres.

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En México, las cifras sobre la pobreza son devastadoras, de acuerdo al CONEVAL los grupos sociales como las mujeres, la población joven y las personas con alguna discapacidad, son quienes encuentran mayores obstáculos para acceder a los derechos sociales y económicos .

Según el CONEVAL el más del 70% de la población en México es pobre, mientras que en las zonas rurales alrededor de 23.3 y 25.0 millones viven en pobreza extrema. En caso de que estas personas se queden en sus comunidades de origen, que son más pobres aún, sus posibilidades de vivir en pobreza extrema, son mayores. Ante la elevada pobreza es como salen en busca de oportunidades laborales volviéndose mano de obra barata para el capital, teniendo pocas alternativas de sobrevivencia, volviéndose una necesidad, convirtiéndolos en esclavos sin necesidad de escapar, viviendo en condiciones de vida extremadamente precarias, en las que los trabajadores y trabajadoras, en su propósito de sobrevivencia consideran como prioritario el tener un empleo remunerado, con ingresos y la permanencia en el lugar de trabajo para poder ahorrar un poco de dinero y sostener a su familia, desafortunadamente sin cuestionar las condiciones laborales de contratación, sus condiciones de vida en el lugar de trabajo donde en muchas ocasiones trabajan entre 8 o 10 horas, tomando en cuenta que muchos de estos no cuentan con derecho a la salud y seguridad social.

Ahora bien las trabajadoras alrededor del mundo laboran en condiciones similares, además viven la violencia simbólica y cotidiana ejercida en su contra por el hecho de ser mujeres, que se expresa en el acoso, el hostigamiento y otras, basadas en la desigualdad de sexo-género, así como el trabajo del hogar no reconocido socialmente ni pagado, que constituye una doble jornada de trabajo para las mujeres.

Estas múltiples violencias que ocurren en los entornos laborales nos dan una clara muestra del sistema capitalista y patriarcal en el que vivimos las mujeres dia a dia, con sus relaciones de dominación y subordinación que las reproduce. Sin dejar de lado a las hablantes de lengua indígena que viven en zonas rurales, que son madres solteras, analfabetas y más vulnerables a las violaciones de sus derechos (Bastidas 2011).

De acuerdo al último informe mundial sobre salarios 2018/2019, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) las mujeres siguen recibiendo un salario 20% menor que el de los hombres. Esto nos da una muestra de la desigualdad que seguimos viviendo y que cada vez va en aumento.

Ante el nuevo gobierno de Morena las mujeres tenemos que exigir el cumplimiento de el pleno derecho social y económico de nosotras que es una obligación que le corresponde al Estado, debemos exigir mejores condiciones laborales para las mujeres mexicanas reformando la ley general de trabajo, donde podamos tener horarios accesibles para la vida de las madres de familia, donde una mujer no tenga que dejar los estudios para poder llevar el sustento al hogar, con salarios igualitarios acordes a la canasta básica y su ajuste conforme al costo de la vida, sin hostigamiento y acoso sexual.

Así como seguir defendiendo nuestro derecho a un contrato colectivo de trabajo, a sindicalizarnos y a tener una vida política activa, así como una secretaría de la mujer al interior de nuestros sindicatos.

Las mujeres tenemos que seguir luchamos contra la violencia y el abuso hacia nosotras, tenemos que seguir luchando contra la impunidad de ayer y de hoy, por igualdad de oportunidades, luchemos contra la precarización laboral.

¡Por un salario igual a la canasta básica!

¡ TRABAJO IGUAL, SALARIO IGUAL!

¡POR LA SOCIALIZACIÓN DEL TRABAJO DOMÉSTICO!

¡DERECHOS LABORALES PARA TODAS LAS MUJERES!

¡ALTO A LOS FEMINICIDIOS Y A LA VIOLENCIA CONTRAS LAS MUJERES!

¡NI UNA MENOS!