Archivo de la etiqueta: Drogas

¿Comando norte o comando sur? La política republicana sobre México

  • Introducción: Proyecto de Ley de Financiamiento de la Defensa para el Año Fiscal 2024 en Estados Unidos 

En estos meses de verano, como se hace cada año en Estados Unidos, los miembros de las cámaras legislativas se reúnen para determinar el presupuesto destinado al departamento de defensa, para administrar las fuerzas armadas de aquel país. Los reflectores están dirigidos hacia la controversia por la restricción al acceso al aborto y tratamientos de reasignación de sexo, ofrecidos anteriormente a los miembros de las fuerzas armadas, sin embargo, pocos han alertado sobre la decisión de los legisladores de transferir a México de la esfera de influencia militar del Comando Norte para cambiarlo al Comando Sur. 

Para contextualizar esta decisión, Estados Unidos divide al mundo en regiones de jurisdicción militar al mando de comandos de militares unificados que lideran a elementos de distintas ramas militares (ejército, marina, fuerzas aéreas, etc.), con el objetivo de establecer capacidad operativa en sus respectivas zonas. Existen 7 regiones geográficas asignadas a estos comandos, entre ellas Norteamérica, bajo el mando del Comando Norte, dentro del cual están incluidos Estados Unidos, Canadá y México. Por otro lado, el resto de Latinoamérica y el Caribe se encuentran dentro del Comando Sur. Y mientras el Comando Norte es de reciente creación, contando anteriormente Estados Unidos con tratados bilaterales de seguridad con sus países vecinos, el Comando Sur tiene ya más de un siglo de existir en sus diferentes formas, con toda una historia operando como brazo ejecutor del imperialismo estadounidense en América Latina. Es por esto que no se debe tomar a la ligera la decisión que han tomado los congresistas estadounidenses sobre reasignar a México a otro comando, ya que todo indica que han encontrado en nuestro país a un posible nuevo objetivo para una intervención. 

La justificación de poner en la mira a México resulta familiar para quien ha seguido la política intervencionista estadounidense desde que la guerra fría terminó, cuando Estados Unidos dejó a un lado la retórica anticomunista para pasar a una centrada en la lucha contra las drogas y el “terrorismo”, los “derechos humanos” y la “democracia”, excusas que le permitirían justificar su nueva hegemonía imperialista. Hoy en día, la excusa en particular que han puesto para amenazar a México proviene de la crisis de drogadicción al fentanilo que padecen millones de estadounidenses. Las élites de Estados Unidos no tienen ningún interés por voltear a ver las verdaderas causas sociales de la drogodependencia dentro de su país, más bien, prefieren involucrar a sus fuerzas militares en otros países con el fin de desatar “guerras contra las drogas” que finalmente resultan bastante redituables para aquellas empresas transnacionales extractivistas de las cuales son socios, empresas que se enriquecen con una mano de obra barata y dócil, temerosa de actuar ante el clima de violencia desmedida que esas intervenciones desatan, pero que no necesariamente afecta la capacidad de hacer negocios. Obviamente los políticos estadounidenses saben ésto, y también saben que los pactos militares con otros países les permite mantener a raya a sus gobiernos e incrementar su esfera de influencia.

La retórica que hoy en día busca clasificar a los narcotraficantes mexicanos como terroristas, para así tener autorización para atacarlos sin piedad con todo el arsenal militar estadounidense dentro del suelo mexicano, nace del expresidente Donald Trump. Pero de ser una posición política marginal, ahora es enarbolada por todos los miembros del partido republicano. Por ahora, los demócratas no han apoyado totalmente esta retórica militarista, pero no hay por qué pensar que será siempre así. Los resultados de las elecciones presidenciales del 2024 en Estados Unidos probablemente determinarán si se endurece esta postura, pero por ahora ya están empezando a crearse las condiciones para una posible intervención en México con su reasignación al Comando Sur. Ahora analizaremos con mayor profundidad el trasfondo de esta decisión.

  • ¿Qué es el Comando Sur? 

El Comando Sur tiene su antecedente directo en las tropas estadounidenses desplegadas en Panamá a principios del siglo XX, cuyo objetivo era tomar el control sobre la construcción del lucrativo canal que hoy en día permite el tránsito de buques mercantes entre el océano Pacífico y Atlántico, una obra de infraestructura crucial en el mundo. Estados Unidos incluso ayudó a que Panamá se independizara de Colombia en esos años, con el único propósito de crear ese canal, y con su control mantener una supremacía comercial y militar incontestable en la región. Panamá fue verdaderamente una colonia estadounidense en todo menos el nombre durante casi todo el siglo XX, gracias a que el canal era propiedad estadounidense, y por lo tanto, un tesoro que recelosamente protegían. Más adelante, este despacho militar se transformaría en el Comando militar del Caribe, para luego ampliar su esfera de acción a Sudamérica y recibir su nombre actual en los sesenta: Comando Sur. 

El Comando Sur fue el que administró en parte la infame Escuela de las Américas en Panamá, la cual fue encargada de educar en el arte de la contrainsurgencia y el terrorismo de Estado a miles de militares de países latinoamericanos, siendo la escuela en la cual la mayoría de los dictadores latinoamericanos se formaron, tal como Jorge Rafael Videla, líder de la junta militar reaccionaria en Argentina durante los setenta, y Efraín Ríos Montt, dictador militar guatemalteco responsable del genocidio maya en su país durante los ochenta. Otras figuras incluyen a Roberto D’Aubuisson, líder de los escuadrones de muerte en El Salvador durante la guerra civil. Ni que decir del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) mexicano entrenado en esa escuela, cuyos miembros luego fundarían Los Zetas y aplicarían las tácticas de tortura y desaparición forzada, tal cual enseñadas en esa escuela. 

La misma Panamá fue acusada de narcotráfico contra el dictador Manuel Noriega, con el fin de usar al Comando Sur para invadir al país en 1989, retirarlo del poder, y así, Estados Unidos regaló “democracia” a los panameños. La realidad es que detrás de la utilización del narcotráfico para justificar la intervención, estaba la prioridad estadounidense por deshacerse de un sujeto que por mucho tiempo fue parte de la nómina de la CIA, pero que posteriormente se convertiría en un lastre. En efecto, Noriega ayudó a realizar los objetivos militares de Estados Unidos en la región centroamericana, como el apoyo a los grupos paramilitares “contras” que buscaban hacer caer al gobierno revolucionario de Nicaragua. Tan leal a Estados Unidos fue Noriega, que se involucró en los ochenta en el plan secreto del presidente estadounidense Reagan para obtener fondos con los cuales financiar y entrenar a los contrarrevolucionarios nicaragüenses, Noriega inclusive teniendo permiso para utilizar el tráfico de drogas a Estados Unidos para obtener tales fondos, demostrando así el cinismo estadounidenses con la “guerra contra las drogas” como mero pretexto intervencionista. Cuando sale a la luz pública esta relación entre Estados Unidos y Panamá, Noriega se vería desplazado por su antiguo aliado y se vería obligado a establecer relaciones con otras naciones no afines al país imperialista, convirtiéndolo así en una mancha al legado estadounidense, y en un obstáculo para el control efectivo de Estados Unidos sobre el canal de Panamá. Es así como el Comando Sur coordinaría la invasión para apresarlo y de paso experimentaría con nuevo armamento en la población civil panameña, matando a miles en su paso.

Otro ejemplo que pone en relieve el poderío del Comando Sur sobre Latinoamérica en el contexto de la supuesta guerra contra las drogas, es la intervención realizada sobre Colombia. Ante el creciente poder de las guerrillas en Colombia a finales de los noventa y la posibilidad de un cambio revolucionario por la vía armada, el presidente Andrés Pastrana y la burguesía colombiana tuvieron que pedir ayuda a Estados Unidos para asegurar los intereses de su Estado capitalista. Históricamente la burguesía colombiana ya había derramado sangre durante décadas en contra de la clase obrera y campesina por fuerzas paramilitares y del mismo ejército, con la ayuda económico-militar que trajo Estados Unidos por medio del Plan Colombia para fortalecer a estos brazos armados de la burguesía, no hizo más que recrudecer la lucha y evitar la ruptura del orden existente. Oficialmente la ayuda de Estados Unidos era principalmente para erradicar la producción de cocaína en el país, pero el verdadero objetivo siempre fue acabar con las guerrillas, y en el transcurso, asegurarse de un aliado incondicional en Latinoamérica  que replicara sus políticas y mantuviera a raya a quienes pudieran rebelarse en contra del país imperialista. 

Colombia entonces permitiría el establecimiento de bases norteamericanas en su territorio administradas por el Comando Sur, entrenamiento de sus oficiales militares por la Escuela de las Américas, y la utilización de su país para golpear al gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, que se mantenía desafiante ante el poderío de Estados Unidos. Durante este periodo Colombia experimentaría lo peor de las reformas neoliberales que abrían las puertas a las multinacionales para extraer los recursos naturales, reforzadas con el uso de las fuerzas paramilitares que asesinaban a cualquier trabajador que opusiera resistencia a su explotación, y a cualquier campesino que no quisiera abandonar sus tierras. Bajo la presidencia de Álvaro Uribe, el terrorismo de Estado se intensificó en paralelo con una mayor sumisión ante EU, llevando incluso al ejército a ejecutar a personas inocentes, en el infame caso de falsos positivos, para cumplir con las cuotas que le aseguraban a los miembros del ejército una compensación económica, decidieron matar civiles sin ninguna conexión con el conflicto armado, para luego vestirlos de guerrilleros y cobrar esa compensación. Esta limpieza social lograda con los estratos más reaccionarios de la burguesía colombiana y la ayuda del Comando Sur, en efecto redujo el poder de las guerrillas y cimentó el poder de la clase capitalista, sin realmente afectar la producción de cocaína controlada en parte por secciones de la misma burguesía local.

  • Comando Norte y México 

Los atentados en New York el 11 de septiembre del 2001 provocaron la reorganización militar de los EU, formando el Comando Norte (NORTHCOM) en 2002. Este proceso terminó por definir la división militarista del mundo por parte del principal imperialismo contemporáneo. El NORTHCOM por definición abarca territorialmente Norteamérica, resguardando la principal zona de defensa imperialista (los Estados Unidos). Este comando forma parte de la administración central en la política de seguridad y defensa estadounidense, el cuál se subordina al Estado Mayor Conjunto y al Secretario de Defensa. La seguridad en las fronteras terrestres son protegidas por el Comando Norte mediante las Fuerzas de Reacción Inmediata y las Fuerzas de Reacción Rápida en coordinación con el Departamento de Seguridad Interior, contrario a los casos de la defensa naval y área. Estas dos últimas trabajan de manera coordinada entre distintas agencias civiles y militares. Finalmente, el área de acción militar del NORTHCOM corresponde a Estados Unidos, Canadá, México, Puerto Rico, Islas Vírgenes y Golfo de México.  

En términos materiales, salvo la excepción del ataque del 11 de septiembre, no existen agresiones externas contra los Estados Unidos en su territorio, de esta manera, el Comando Norte participa en acciones ante desastres naturales y vigilancia de su frontera sur. En el caso particular de México, este país fue incluido en el área de defensa del Comando Norte de manera unilateral por parte de los Estados Unidos. 

La situación de México en el NORTHCOM contrasta con el caso de Canadá, dado que, este país mantiene una relación militar de manera bilateral desde la guerra fría, con el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) en 1958, en el cual, el comandante encargado del NORAD es elegido por el presidente estadounidense, además del primer ministro canadiense. La sede geográfica del NORAD no está localizada únicamente en Estados Unidos, también Canadá mantiene un centro de comando. Con la formación del NORTHCOM en 2002, el NORAD fue integrado al Comando Norte, en este sentido, la participación de Canadá en este nuevo comando estadounidense corresponde en la defensa aéreo-espacial. Y los militares canadienses emularon el diseño institucional de las fuerzas armadas estadounidenses, con la creación del Canadá COM. Por último, las agencias fronterizas de Estados Unidos y Canadá comparten información, de esta manera, la relación Americo-Canadiense en términos de seguridad se establece como una sola unidad militar.      

Con la filtración de documentos clasificados del Guacamaya Leaks, entre otros, se expuso: “Comando Norte de los Estados Unidos de América (USNORTHCOM)”. Esta filtración reveló la existencia de “Mesas Redondas de Cooperación Militar Bilateral”, las cuales han sesionado en cinco ocasiones: 3 veces en Colorado Springs (2016, 2019, 2021), una ocasión en Ciudad de México (2018) y durante la pandemia de COVID se realizó en línea (2020). El objetivo de estas mesas fue establecer 16 objetivos a las fuerzas armadas mexicanas para integrarlas en el NORTHCOM en 2030, de esta manera, México se integraría de manera similar como Canadá frente y EU. Por esta razón la propuesta republicana de trasladar a México del Comando Norte al Comando Sur implica una reorganización militar de los Estados Unidos frente a su subordinado del sur. 

  • Burgueses, imperialistas y MORENA 

En 2018 la burguesía mexicana se mostró incapaz ante los imperialistas estadounidenses para ofrecerles otro gobierno títere (Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña), obligados por la votación histórica y el ascenso del nacionalismo obradorista: MORENA es una válvula de escape ante el malestar acumulado de las masas mexicanas. Y el propio Obrador juega su papel histórico: un bonapartismo entre los intereses de la burguesía mexicana, los militares, el imperialismo y las masas. Las elecciones de 2024 en México son analizadas por Estados Unidos: comprenden el virtual triunfo de MORENA para un segundo mandato presidencial; entienden que Sheinbaum, Ebrado o Adán Augusto no tendrán el liderazgo que sí tiene Obrador para contener a las masas; saben que las contradicciones de clase en el siguiente sexenio aumentarán, por un lado, con mayor cantidad de expresiones de las masas para conquistar mejores condiciones de vida, y por el otro, el aumento de la presión capitalista por retomar las políticas entreguistas al imperialismo.

EU no tendrá paciencia con la burguesía mexicana ni con el siguiente régimen de MORENA. Los mecanismos intervencionistas estadounidenses ya iniciaron su marcha. La presión securitaria por el tráfico de fentanilo o la discusión de catalogar al narcotráfico mexicano como organizaciones terroristas son ejemplo de esta situación. Es aleccionadora la propuesta republicana de trasladar a México del Comando Norte al Sur, dado que, en una tendencia histórica, México está más cercano a experimentar el sometimiento militar como el resto de América Latina que ser incorporado como un subalterno privilegiado (como el caso canadiense).  

El nacionalismo obradorista, si bien defiende principios soberanistas, de ninguna manera es anti-imperialista. Obrador no es Lázaro Cárdenas, traducido en términos contemporáneos, tampoco representa lo que fue Chavez para Venezuela o Evo Morales para Bolivia. Desde el Grupo de Acción Revolucionaria debemos explicar pacientemente a las masas el carácter imperialista de los Estados Unidos, que la burguesía mexicana es dependiente del imperialismo estadounidense, que justifica y naturaliza el intervencionismo estadounidense. Finalmente que la guerra contra las drogas es una discurso que le permite a los Estados Unidos intervenir en México de forma eficaz, toda relación militar entre ambos países es para mantener una relación de sometimiento, dependencia y extractivista de nuestro territorio.  

Jacobo e Isaías Gonzales

Frente a la crisis, el intervencionismo y los empresarios ¡Conquistemos un programa y un partido obrero y socialista!

El 21 de febrero del 2023 fue declarado culpable García Luna en un juicio en New York, acusado de conspiración por beneficiar al cártel de Sinaloa en México. La situación de García Luna contrasta con Cienfuegos, detenido en EU por cargos de narcotráfico aunque absuelto por negociaciones políticas: Obrador amenazó con expulsar a la DEA y otros agentes estadounidenses de territorio mexicano si no entregaban a Cienfuegos. ¿Por qué fue distinta la suerte de García Luna y de Cienfuegos? García Luna y el PAN ya no le sirven al imperialismo: sus antiguos aliados no tienen interés en un partido mexicano en completa decadencia. Cienfuegos, en cambio, confirma la alianza de las burocracias del ejército y MORENA. El actual régimen defiende a uno de sus principales aliados: SEDENA. García Luna significa la decadencia del antiguo régimen, Cienfuegos significa la defensa del nuevo régimen. 

García Luna ejemplifica cómo el imperialismo no tiene aliados permanentes, tiene estrategias permanentes. EU con su doctrina de guerra contra las drogas le permite implementar políticas intervencionistas. García Luna hunde las posibilidades del PAN para las elecciones del 24, y esto no significa nada para los estadounidenses, MORENA ya permite la gobernabilidad en México. Pero el imperialismo, a diferencia de la burguesía mexicana, tiene una estrategia a largo plazo: mantener la dominación y dependencia de México subordinado a los intereses de EU. La 4T refrendó la dominación estadounidense con la firma del TMEC, aunque no es suficiente para el imperialismo. Las formas de dominación mediante los parlamentos y tratados (soft power) necesariamente deben acompañarse con formas de dominación militar (hard power).          

El imperialismo no se quedará alegre de brazos cruzados observando como MORENA conquista un segundo mandato presidencial, preparan sus piezas para el siguiente escenario. Este análisis pasa por superar el patético análisis ultraizquierdista: ¡El PRI y el PAN no son sinónimos de Morena! ¡Afirmarlo es no entender la dialéctica en la lucha de clases! Los dos partidos de la burguesía (acción nacional y el revolucionario institucional) establecieron el régimen neoliberal mediante fraudes electorales, compra de votos, represión y violencia, únicamente respaldados por la burguesía; éste es el resumen de los tecnócratas en México. MORENA conquistó el poder al ponerse por encima del descontento y las rebeliones de las masas. Este simple detalle explica toda la diferencia entre el régimen del Pacto por México frente a la Cuarta Transformación. MORENA no es un gobierno títere de la burguesía nacional y del imperialismo, se posiciona como un árbitro entre los burgueses, militares y las masas. 

El imperialismo no pasa por alto este hecho. Biden presiona a Obrador para que SEDENA y SEMAR vuelvan a crear ríos de sangre en la frontera norte. La cuestión del fentanilo y García Luna es una táctica del imperialismo para amenazar al régimen de la 4T. Al interior del Partido Republicano inician los amagues para catalogar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo cual permitiría la abierta intervención de la CIA en México, dejando la puerta abierta para potenciales acciones militares. La carta del fentanilo busca crear inestabilidad en el régimen de la 4T por cuestiones económicas y no morales (por narcóticos). La 4T detuvo el saqueo desmedido, metió freno en sectores energéticos estratégicos para EU, recordemos que la contrarreforma energética permitió al imperialismo retroceder en sus posiciones en Medio Oriente al garantizar sus reservas de hidrocarburos en el continente americano.

Una carta emitida al gobierno chino a principios de abril para frenar el comercio de precursores para el fentanilo provenientes de Asia por motivos “humanitarios” fue el as bajo la manga del obradorismo para presionar a los sectores radicales del Partido Republicano con un guiño al régimen de Xi Jinping. La guerra en Ucrania nos permite observar la política más salvaje de la burguesía estadounidense, no les importa hundir a sus aliados comerciales en países europeos para mantener su economía a flote. El imperialismo no ha dejado de subvencionar a elementos de la extrema derecha en México (como el empresario Claudio X) y el golpismo en América Latina (Perú, Brasil, Bolivia). Biden muestra su rostro intervencionista a Obrador, como respuesta a la política energética. El imperialismo jamás será detenido con diplomacia, la 4T no podrá hacer retroceder a los yankees, ni en temas clave como el  energético ni en otros, mediante métodos parlamentarios y diplomáticos.  

Al interior de México la burguesía no necesita gobernar a través de sus antiguos partidos (PRI y PAN), puede operar mediante sus voceros al interior de Morena: aclaramos, este escenario no es el ideal de la burguesía mexicana, la correlación de fuerzas los obligó a ceder ante la demanda histórica de la apertura democrática en México. La burguesía es consciente de las limitaciones de MORENA para enfrentarse a instituciones autónomas, las cuales son controladas por burocracias sin importar el partido que gobierne; se puede establecer un nuevo régimen pero no se puede transformar al Estado mediante la vía parlamentaria.   

Las lecciones de la Reforma Eléctrica (RE) nos muestra como la táctica parlamentaria de MORENA ni siquiera les permite conquistar reformas de reivindicaciones mínimas. La reforma a la Ley de Industria Eléctrica demostró cómo las reformas secundarias son detenidas por el poder judicial, entonces, se argumenta que la victoria se asegura mediante reformas constitucionales, aunque, ésto únicamente se logra con la mayoría calificada en el congreso, nuevamente, MORENA le propone a las masas la conquista de sus demandas inmediatas únicamente por medio de la vía parlamentaria. ¿Pero si en 2024 MORENA no obtiene las mayorías necesarias en los parlamentos? ¿Le dirá a las masas que sean pacientes y esperen hasta las elecciones del 2027?  

La Ley Minera (RLM) nos responde las preguntas anteriores; MORENA en los parlamentos, inclusive, dentro de su margen de elección decidieron escupirle en la cara a las masas para el beneplácito de la burguesía mexicana y el imperialismo. Los cambios a leyes nunca pondrán en entredicho la propiedad privada y las inversiones extranjeras. ¡Con qué cara pueden salir a decir la burocracia de MORENA que la iniciativa aprobada es una iniciativa en favor de trabajadores, los pueblos indígenas y campesinos! El lobby empresarial ganó, ya se les olvidó que hace un año denunciaban que las transnacionales compraban a los legisladores de derecha, pero si los empresarios vienen a MORENA, para cambiar una reforma como piso mínimo para regular la superexplotación imperialista, se llama democracia.

Traición es la definición de la modificación de esta ley: la Cámara Minera de México, Fresnillo plc, Goldcorp, Minera Frisco, Industrias Peñoles, Grupo México, Corporation First Majestic, Panamerican Silver Corp y Agnico Eagle México son los verdaderos ganadores (y los bolsillos de los legisladores). Nuevamente se revela la cara burocrática de MORENA, contrariando incluso las propuestas de Obrador y las esperanzas de las masas por una verdadera transformación.

Y qué decir de la propuesta aprobada por la comisión de puntos constitucionales donde se acordó implementar la semana inglesa, 40 horas de trabajo a la semana, ahora sale Ignacio Mier a decir que no hay tiempo y que la propuesta más importante de las últimas décadas en materia laboral puede esperar.

A la burocracia de MORENA no le inquietan estas traiciones, al saberse virtualmente vencedores en las elecciones del 24. Pero si el día de mañana los votos decaen y las masas paulatinamente les dan la espalda no podrán decir que el escenario en México se ha derechizado, ¡si la derecha avanza en México será obra y gracia de MORENA! Nuestra clase tiene que sacar las lecciones de estas derrotas, necesitamos construir el partido que responda a las necesidades de trabajadores y campesinos, es urgente una transformación profunda en el país pero esto únicamente se logrará con un programa con perspectiva e independencia de clase. Los intereses de los privados y las transnacionales siempre serán contrarios a los explotados/as/es y oprimidos/as/es, es imposible gobernar para ricos y para pobres, esto lo entiende perfectamente la burguesía pero, ¿lo entienden trabajadores y campesinos? Una tarea revolucionaria es explicar por qué los intereses de clase son irreconciliables, la Ley Minera y la Reforma Eléctrica son claros ejemplos de esto.   

¡Por un partido de nuestra clase, por un partido de izquierda revolucionaria!

¡Por un programa contra la carestía de la vida, la explotación y el cambio climático, que la crisis la paguen los capitalistas!

¡Con organización y movilización somos más fuertes, construyamos comités de Acción Revolucionaria en todo el país!